Casa nido: ¿es realmente una buena solución?

El sistema de casa nido en los casos de divorcio o separación de pareja con hijos menores de edad comenzó a utilizarse en España en el año 2010. Aunque en principio parecía una buena solución, la jurisprudencia no parece estar de acuerdo con esta modalidad de uso de la vivienda familiar.

¿Qué es la casa nido?

Cuando los progenitores deciden separar sus caminos y mantener la custodia compartida de sus hijos menores de edad, surge la duda sobre qué hacer con el domicilio.

Si son los niños los que van de la casa de un progenitor a otro según con quien les corresponda estar, pueden aparecer problemas como que estén muy lejos de la otra familia, de su entorno de amistades y hasta de su colegio. Además, no podemos pasar por alto el hecho de que los niños tengan que «mudarse» cada pocos días de una casa a otro no es bueno para ellos.

Para evitar este tipo de situaciones, a partir de 2010 se empezó a hablar de la posibilidad de establecer un sistema de casa nido en los casos de custodia compartida. De esta forma, los menores permanecen siempre en el que ha sido el domicilio familiar, son los progenitores los que se mudan.

A efectos prácticos, esto es más beneficioso para los niños, que cuentan con la ventaja de estar siempre en un entorno que es conocido y agradable para ellos. Cerca de su familia, de sus amigos, del parque donde suelen jugar, de su colegio, etc.

Un sistema que no gusta a los jueces

A pesar de su practicidad, el modelo de casa nido no ha terminado de cuajar. Los jueces solo determinan su aplicación en aquellos casos en los que los progenitores lo hayan acordado expresamente en su convenio regulador.

La razón es que, en la realidad, esto puede dar lugar a importantes conflictos entre los ex cónyuges. Especialmente cuando se trata de dos personas que no se llevan bien.

Por ejemplo, si cuando uno de ellos se marcha a su otro domicilio deja la casa sucia, o si hace un gasto de agua y electricidad que a la otra parte le parece excesivo. Cuando dos personas se llevan mal, cualquier cuestión puede ser un punto de fricción que acabe desencadenando un conflicto.

Además, con esta modalidad hacen falta tres casas: la vivienda familiar en la que permanecen los niños y una vivienda para cada progenitor cuando no está con sus hijos, lo cual dispara los gastos.

La jurisprudencia cree que este sistema solo es una buena solución con carácter temporal, hasta que ambos progenitores establecen sus nuevos domicilios. 

Por lo demás, se entiende que el modelo de casa nido solo puede funcionar bien en aquellos casos en los que los progenitores se llevan bien y alcanzan un acuerdo que les permita hacer un uso óptimo del domicilio familiar. Algo que, desafortunadamente, es difícil de ver en el día a día.

La casa nido puede funcionar si los progenitores son capaces de dejar a un lado sus rencillas y compartir el inmueble. Si no es así, lo mejor es buscar otra solución. ¿Está en proceso de divorcio y necesita asesoramiento? Nuestros expertos pueden ayudarle.

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