¿Has escuchado hablar de la liquidación concursal y piensas que puede ser una salida para tu situación? Te acercamos todos los detalles que debes conocer al respecto.
Qué es una liquidación concursal
Lo primero que has de tener en cuenta es que se conoce como liquidación concursal a la fase del concurso de acreedores en la que los bienes de la empresa que está en concurso pasan a convertirse en dinero. El objetivo es poder pagar a los acreedores, siguiendo el orden que establece la ley.
Quién puede solicitar la liquidación concursal
La liquidación concursal es una fase que puede ser solicitada por diferentes figuras. En concreto, podrá pedirla el propio deudor en cualquier momento y tendrá que aprobarla el juez con un auto.
También podrá solicitarla el concursado a partir de que sea público que el deudor no puede cumplir con los pagos acordados en el convenio. La tercera de las figuras que podrá solicitar la liquidación concursal es el propio administrador. Para ello habrá que recurrir a la apertura de la fase de liquidación si se da un cese total o parcial de la actividad de la empresa en cuestión. También será necesario que el juez dicte un auto.
Por último, también podrá solicitarlo el juez de oficio siempre que no se haya presentado, dentro del plazo legal, la propuesta del convenio. También si no ha sido aceptada o si se ha rechazado por resolución judicial el convenio aceptado por la junta de acreedores.
Qué ocurre cuando se recurre a esta liquidación
Con la liquidación concursal, el juez tiene autoridad para nombrar a un nuevo administrador concursal o devolver a su puesto al que fuera hasta el momento. De ese modo, el concursado no tendrá ya derecho a realizar la administración y disposición de la masa activa del negocio. Con la resolución judicial que sirva para iniciar la liquidación concursal ya se tendrá la declaración de disolución de la persona jurídica, así como el cese de los liquidadores.
Cómo se hace una liquidación concursal
El administrador tendrá que hacer el plan de liquidación y presentarlo ante el juez para su aprobación. Para ello, se tendrá que tener en cuenta el interés del concurso y la satisfacción de los acreedores. Tras presentar el plan de liquidación ante el juez concursal, tanto acreedores como trabajadores pueden realizar observaciones y propuestas los siguientes 15 días. Transcurrido dicho plazo, el juez del concurso aprobará el plan de liquidación realizando posibles modificaciones que pueda considerar oportunas.
En función de la naturaleza del caso, esta fase puede demorarse meses, pero también años. Todo dependerá del tipo de bienes que entren en juego y la naturaleza del propio concurso.