Contratar un influencer

La idea de contratar un influencer para dinamizar redes sociales es recurrente en todo tipo de empresas. Ahora bien, estos profesionales tienen una idiosincrasia especial. Por lo tanto, es sumamente importante saber cómo cumplir la legislación para evitar problemas a medio y largo plazo.

Los términos legales para contratar a un influencer

Es importante señalar que el influencer, aunque es un tipo de trabajador distinto, no tiene un estatuto propio. Esta situación paradójica provoca que, para la contratación, se puedan tomar dos decisiones. En primer lugar, establecer una relación estable. Por otra parte, se puede pagar por post o vídeo.

Un paso imprescindible es asegurarse de que el influencer está trabajando legalmente. Esto es, que puede facturar y que, por lo tanto, se pueden justificar sus servicios. Una situación recurrente es la del influencer que empieza como amateur con otro empleo porque la monetización de sus vídeos es mínima. Ahora bien, y llegados a un cierto punto, esta relación tiene que profesionalizarse.

Cada una de las fórmulas utilizadas tiene sus ventajas e inconvenientes. Es recomendable conocerlas para que no haya ningún problema.

1. Relación contractual estable

La independencia es, supuestamente, uno de los principales activos que puede ofrecer un influencer. Esto implica, por ejemplo, la posibilidad de poder trabajar con varios clientes simultáneamente. Por lo tanto, la relación contractual estable que se pueda producir difícilmente sería por cuenta ajena.

La fórmula más adecuada, en este caso, sería la firma de un contrato mercantil. Esto proporcionaría una relación contractual estable y definida, aunque lo suficientemente flexible para ambas partes. En la práctica, hay que señalar que el influencer sería un autónomo. Esta es la figura profesional recurrente y la que más se ajusta a la realidad.

La tendencia, cuando se decida a formalizar una relación a medio plazo, es esa. El contrato puede contener acuerdos de no competencia, pero dentro de unos límites y sujetos a un determinado volumen de facturación.

2. Trabajos eventuales

Esta es la fórmula que, por regla general, más siguen las empresas. En estos casos, se impone la necesidad de contratar por trabajo realizado, tanto para comprobar resultados como para modular la colaboración.

Lo cierto es que los trabajos eventuales obligan a que el influencer esté dado de alta como autónomo. Este tendría que facilitar una factura de servicios, lo que saldaría la relación. Eso sí, conviene señalar que este acuerdo tiene que ser mutuo y claro para evitar confusiones. El resultado es que se evitarán malos entendidos que puedan crear problemas.

Un riesgo es el de que el autónomo acabe siendo un falso autónomo. Aunque existe una legislación que prohíbe estas prácticas, lo cierto es que se dan.

Conclusión

La idea de contratar un influencer puede ser interesante, siempre que se tengan claras las condiciones. El despacho de abogados Le Morne proporciona un asesoramiento especializado para evitar problemas. La firma cuenta con una trayectoria consolidada de más de 15 años en el sector y ofrece la primera visita gratuita.

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