La propuesta de la actual alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en la que especulaba con la posibilidad de que los universitarios madrileños limpien los restos generados por el botellón, ha causado un fuerte debate. ¿Realmente se puede obligar a alguien a limpiar la suciedad de la calle? La respuesta es no, ningún ayuntamiento puede obligar a una persona a realizar este servicio, ya que trasladaría la obligatoriedad del administrador al administrado.
Más adelante explicaremos esto con más profundidad, pero lo importante aquí es que, en su planteamiento, la actual regidora local no hablaba en ningún momento de ‘obligación’. Al parecer el Ayuntamiento está estudiando la posibilidad de poner en marcha un “servicio social universitario” para que los jóvenes “ayuden a barrer la ciudad”. Carmena hizo estas declaraciones a raíz de unas fotografías enviadas por el rector de la Universidad Complutense en las que podía observarse la suciedad generada en el campus a raíz de los botellones.
Lo dicho por Carmena entraría dentro de las llamadas labores de voluntariado. Una figura muy recurrida (casi manoseada) por organizaciones tanto públicas como privadas en épocas de crisis y que también cuenta con sus vacíos legales. De hecho Carmena ya dijo algo similar el pasado junio, cuando lanzó al aire la posibilidad de que “cooperativas de madres” se encargasen de la limpieza de los colegios, lo que también despertó muchas críticas, tanto entre los sindicatos, preocupados por los puestos de trabajo de los limpiadores, como entre asociaciones feministas.
Obligación, servicios a la ciudadanía o voluntariado
No es la primera vez que un gobernante trata trasladar sus obligaciones como administrador a la ciudadanía. Normalmente esto se consigue de tres formas: obligando a los vecinos a realizar una determinada tarea (por ejemplo, limpiar las calles), establecer una tarea determinada en provecho de la sociedad como pago de una multa o aludir a la figura del voluntario para que ciudadanos más concienciados con las causas sociales echen una mano a los profesionales que se encargan de una tarea determinada de la administración (como la ayuda a mayores).
El primer ejemplo tuvo como protagonista a Gallardón, alcalde popular de Madrid hasta no hace muchos años. En 2009 el primer edil sacó una nueva ordenanza de limpieza en la que se establecía “el deber de colaboración” de los ciudadanos en las tareas de limpieza de la ciudad. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) anuló al año siguiente dicho artículo, sentencia que fue ratificada tiempo después por el Tribunal Supremo, por lo que el Consistorio tuvo que retirar dicho articulado de su ordenanza.
Y es que, según el TSJM, “la limpieza viaria es una competencia del Ayuntamiento […] no siendo posible trasladar esta obligación que el legislador ha impuesto al municipio a los particulares”. Si bien, esta supresión hay que cogerla con pinzas, puesto que el mismo TSJM señala que en la anterior ordenanza, vigente desde los años 80, ya se señalaba la “obligación” de limpieza de las aceras con una anchura mínima de dos metros. Aún así, lo cierto es que, hoy por hoy, y mientras no se cambie la normativa, ningún madrileño puede ser multado por no mantener limpia su acera. ¿Te han multado o has tenido algún tipo de sanción de este tipo? Escríbenos a tuconsulta@lemornebrabant.com y te responderemos lo antes posible con una solución.
Multa o limpieza
La segunda posibilidad, como ya hemos dicho, pasa por dar la opción al ciudadano de limpiar lo ensuciado, pero siempre como alternativa al ingreso en prisión o al pago de multas y sanciones. A esto se le llama trabajos en beneficio de la comunidad. Ahora bien, hay que dejar claro que se trata de una opción que depende de la voluntad del multado. No se puede imponer. Además, la Comunidad de Madrid eliminó esta posibilidad en 2012 modificando la Ley sobre Drogodependencias. Según el Consistorio, la práctica de cursos formativos o eludir el pago de la multa realizando trabajos sociales no había sido efectiva, ya que los jóvenes seguían haciendo botellón.
Vista la imposibilidad de cambiar las cosas por la vía punitiva, solo queda el voluntariado. Esta idea tampoco es patrimonio exclusivo de la creatividad de Manuela Carmena. La anterior alcaldesa, Ana Botella, ya probó a hacerlo hace dos años al intentar cubrir las bajas laborales en las bibliotecas municipales con voluntarios.
El problema legal viene porque, según la recién reformada Ley del Voluntariado, “el voluntariado no puede en ningún caso sustituir al trabajo retribuido”. Sin embargo este artículo se ha evadido por medio de otros procedimientos y normativas paralelas, y muchos otros consistorios, como los de Barcelona o Zaragoza, han tomado medidas similares sin que ningún tribunal se haya pronunciado en contra.
El voluntariado, una figura ambigua
No obstante, la propia Plataforma del Voluntariado de España reconoce que en periodos de crisis, el papel del voluntariado puede ser “ambiguo”. La Plataforma, su guía práctica del voluntariado habla incluso de este caso en concreto (el de las bibliotecas de Ana Botella) y parece darle el ok, ya que aunque el personal voluntario preste un servicio “que antes era gestionado por el personal remunerado, se trata de un nuevo grupo de personas y seguramente el alcance, la intensidad y el tipo de actividades será diferente al prestado anteriormente, abogando por un enfoque “más comunitario y participativo que el voluntario”.
“Diferenciar entre un trabajo remunerado y otro voluntario requiere hilar muy fino, y la interpretación final de la norma la tiene que decidir un juez y para cada caso en concreto”, explica Laura Delgado, directora del despacho de abogados de Le Morne en Madrid. Es esta interpretación libre de la norma a la que se acogió el equipo de Gobierno de Botella para el caso de las bibliotecas. Aquí, la gestión y parte dura del trabajo la llevan los funcionarios, mientras que los voluntarios ayudan en tareas puntuales, ya sea para archivar documentos o para ordenar el material.
Evidentemente, lo más probable es que Carmena haga lo mismo que realizó el PP años atrás y acabe creando un cuerpo de voluntarios dedicados a la limpieza de las calles de Madrid, pero con unas funciones y tareas muy distintas a la de los trabajadores municipales
Ordenanza de limpieza del Ayto de Madrid
Ley sobre drogodependencias de la Comunidad de Madrid