A medida que pasa el tiempo, descubres que se acerca el momento de empezar a planificar tu herencia. Aunque muchos consideran que esto es algo que se hace al llegar a la tercera edad, o si se sufre algún tipo de enfermedad grave, lo cierto es que nunca es demasiado pronto para empezar a pensar en el futuro.
El Código Civil español permite otorgar testamento a partir de los 14 años (18 años si es en modalidad ológrafa). Una buena muestra de que para nuestro ordenamiento jurídico es recomendable planificar el reparto de los bienes y derechos, cuanto antes, mejor.
Planificar tu herencia en la madurez
Cuando se hace testamento, no es necesario enunciar todos los bienes y derechos de que se dispone, ya que estos pueden cambiar a lo largo del tiempo. Lo que se hace en muchos casos es incluir una serie de disposiciones genéricas, y repartir el patrimonio en porcentajes o cuotas.
Lo que está claro es que, para repartir algo, primero el testador debe tener un patrimonio, por mínimo que este sea. De ahí que los jóvenes no suelan testar. En la mayoría de los casos, la planificación de la herencia se lleva a cabo al llegar a la madurez. Es decir, cuando la persona ya tiene una estabilidad en su vida.
En torno a los 40 años es normal que los individuos ya tengan un trabajo estable que les permita ir haciendo crecer su patrimonio, aunque sea muy poco a poco. También es habitual que se tenga alguna propiedad, e incluso una familia.
Además, los 40 años marcan un cambio importante en la forma de ver el mundo. Son muchos los que empiezan a darse cuenta de que ya han consumido la mitad de su vida, y se ven en la necesidad de empezar a planificar el futuro. Esto implica desde ahorrar para la jubilación, hasta planificar tu herencia.
¿Cómo se lleva a cabo la planificación?
A nadie le gusta pensar que llegará un día en que no estará aquí, pero todos somos conscientes de que la muerte va a llegar tarde o temprano. Además, cuando una persona otorga testamento, no está pensando en sí misma, sino en su familia.
Dejar por escrito las últimas voluntades en cuanto al reparto de los bienes propios, es la mejor forma de evitar conflictos entre los familiares en el futuro.
La clave para una buena planificación es hacer un inventario de lo que se posee y tener muy presentes las necesidades de las personas que van a recibir la herencia. Es posible que haya una persona que, por sus circunstancias especiales, deba recibir más que el resto.
Incluso cuando no se tiene familia y no hay herederos forzosos, no está de más dejar constancia de las últimas voluntades. Esto permite que los bienes de la persona acaben en las manos de quien realmente esta desea, y no repartidos entre familiares lejanos a los que quizá ni llegó a conocer.
Planificar tu herencia requiere tiempo, y nunca viene mal asesoramiento especializado. ¿Desea que un especialista le ayude con estos temas? Nos tiene a su disposición.