Si estás pensando en montar una franquicia y te preguntas, entre otros aspectos, si es posible que puedan obligarte a vender tus productos o comercializar los servicios a un precio determinado, presta atención. Te acercamos los principales aspectos que debes conocer.
¿La franquicia puede imponer el precio al que se vende?
Pues bien, las empresas franquiciadoras no tienen derecho a imponer a los franquiciados los precios por los que venden sus productos u ofrecen sus servicios. Por tanto, el franquiciado tiene libertad para establecer los precios en los que quiere vender o dar un servicio.
Todo ello se desprende en Ley de Defensa de la Competencia a través del artículo 1.1., en el que se recoge la prohibición de «fijar, de forma directa o indirecta, de precios o de otras condiciones comerciales o de servicio». Algo que también se desprenda en el Reglamento UE 330/2010, en el que se recoge las exenciones para determinadas empresas que puedan operar en virtud de acuerdos verticales.
Los contratos vinculantes con las franquicias
No obstante, en la práctica, el franquiciador puede incorporar en el contrato una cláusula que sí deje claro que él es el que impone los precios en los que los productos o servicios se va a vender al público. Por tanto, en la práctica lo que hace la franquicia es mandar una lista con los precios en los que se ha de vender al público y que deberán respetar sus franquiciados. Esta cláusula, realmente, sería nula al ser contraria al ordenamiento jurídico.
También podría darse un escenario en el que por contrato no se remita ninguna cláusula en la que se restrinjan los precios para el franquiciado, pero que realmente sí se diera una imposición. Esto podría ocurrir a través de la remisión del listado de precios o por incorporar en los puntos de venta, unos precios fijos, que no se podrían cambiar. En este punto, el foco se pondría en la operativa que ejecuta la empresa franquiciadora.
Los derechos del franquiciado
Con todo, los franquiciados tienen pleno derecho a oponerse a la imposición de precios por parte del franquiciador. Esto es extensible a la aceptación de promociones que hagan que sus márgenes se reduzcan. Por otro lado, las centrales tendrían que evitar incurrir en este tipo de prácticas, al margen de la ley, que les pueden llevar a la nulidad de los contratos. Además de exponerse a que el organismo regulador de la competencia (CNMC), inicie un expediente.
Por tanto, aunque puede que la franquicia a través de un contrato, o mediante la ejecución directa en puntos de venta o con listados de precios, intente imponer sus precios, lo cierto es que es una práctica ilegal. El franquiciado tiene derecho a decidir por cuánto vende un producto o da un servicio.